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First-Person Perspective on the Florida Treaty from Luis de Onís, Ambassador from Spain Memorias so


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Aunque el gobierno federal hace alarde de filantropía y dulzura con que los trata, no puede prescindirse de observar, que cualesquiera que sean sus disposiciones para llenar en este punto sentimientos tan propios del siglo presente, y de todos los paises libres como el Americano, el resultado es que diariamente se ve á los indios despojados de sus tierras por medio de compras, que muchos gradúan de fraudulentas, ó de tratados poco equitativos, como trambien por medio de las armas. Sucede frecuentemente que los colonos, establecidos en la frontera ó cerca de las tierras de los indios, hacen incursiones en ellas, y les privan de sus ganados, y de todo lo que pueden haber á las manos. Ellos elevan sus quejas á los

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gobernadores y autoridades del Estado ó territorio respectivo, y en muchos casos al gobierno federal; pero no siempre se les hace justicia, ni se les da satisfaccion. Esta serie de actos irregulares llega, en fin, á cansar su paciencia; y cuando hallan ocasion oportuna se vengan por sí mismos, atacan á los que entran á talar sus campos, ó á privarles de sus ganados, y los matan ó persiguen algunas veces hasta mas allá de la frontera, cometiendo represalias en las posesiones americanas con la ferocidad propia de su clase. Cuando sucede lo uno ú lo otro el grito de alarma y de indignacion resuena en todos los Estados-Unidos, y el gobeirno envía un ejército á castigar á los indios. Tal es el motivo ó la causa aparente de la major parte de las guerras de muerte y de exterminio que han sufrido estos infelices hasta ahora. El gobierno las encarga siempre á generales impetuosos, quienes dejándose arrastrar del ardor de la guerra hasta cebarse en la ruina de los casi indefensos y miserables indígenas, lo llevan todo á sangre y fuego, queman sus pobres chozas, y destruyen á todos los que no logran escaparse á bosques remotos ó montañas inaccesibles.

Concluida la campaña, se estipula entonces un tratado con las desgraciadas víctimas que han sobrevivido al exterminio de su tribu; y por él queda la mayor y mejor parte de sus tierras adjudicada á los Estados-Unidos, quienes por este medio consiguen ir sucesivamente deshaciéndose de estos vecinos, y apoderándose de los paises que ocupan. Las dos campañas del general Jackson contra los indios de las Floridas presentan algunos ejempolos de lo que se ha dicho, principalmente la última, que acaso ha excedido

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en horrores á todas, se se examinan bien sus circunstancias, y cuyo recuerdo será siempre sensible.

De aquí viene, que el nombre Americano es un nombre aborrecido entre los indios que confinan con el territorio de los Estados-Unidos; y cualquiera nacion los hallará prontos siempre para hacer la guerra á este pueblo que ellos miran como el mas pérfido de todos los que hay en la tierra, y como sistemáticamente conjurado á exterminarlos ó destruirlos. Entre las naciones Europeas de que tienen conocimiento, estiman con predileccion á la española y á la francesca; y á pesar de que han cesado de recibir los regalos acostumbrados y la proteccion necesaria del gobierno español en estos últimos años, conservan siempre mucha veneracion y afecto á los españoles. Los que habitan dentro del territorio de las Floridas manifiestan tambien grande respeto y afecto á los ingleses.

SPANISH:

https://babel.hathitrust.org/cgi/pt?id=ucm.5320559168;view=1up;seq=25

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“Although the federal government boasts of the tenderness and philanthropy with which it treats them, it cannot but be observed, that whatever may be its disposition to cherish sentiments so becoming the present age, and all free countries like that of America, the fact is, that the Indians are daily despoiled of their lands by purchases, for the most part fraudulent, or by treaties but little equitable, as well as by force of arms. It frequently happens, that the settlers, established on the frontier or near the lands of the Indians, make incursions into them, and rob them of their cattle, and of every thing upon which they can lay their hands. They

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complain to the governors and authorities of their respective State or Territory, and in many cases to the federal government; but justice is not always done to them, nor any satisfaction given. A series of these outrages at length wearies their patience; and when they find a fit opportunity, they take vengeance into their own hands, attack those who enter their grounds to lay them waste, or drive off their cattle, and either murder them or sometimes pursue them beyond the frontier, committing reprisals upon the American possessions, with the ferocity belonging to their nature. When either of these events happens, the cry of alarm and indignation resounds through the whole United States, and the government sends an army to chastise the Indians.

Such is the motive or apparent cause of the deadly and exterminating wars, which have been hitherto waged against these unhappy beings. The government always entrusts the conduct of them to impetuous generals, who suffering themselves to be carried away by a passion for war, even to the overwhelming in ruin these almost defenceless and wretched aboriginals, pursue them with fire and sword, burn their miserable cabins, and put to destruction all who are not so fortunate as to escape to distant forests or inaccessible mountains.

At the end of the campaign, a treaty in entered into with the unfortunate victims, who have sur-

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vived the extermination of their tribe; and in this, the greater and better part of their lands is adjudged to the United States, who are thus successively getting rid of these neighbours, and possessing themselves of the countries which they occupy. The two campaigns of General Jackson against the Indians of the Floridas, present some examples of what I have stated, particularly the last, which, perhaps, if we examine its circumstances, exceeded all the rest in horrours, the remembrance of which will last for ever.”

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Hence it comes, that the American name is abhorred among the Indians who border upon the United States; and that any nation will find them always ready to make war upon these people, whom they look upon as the most perfidious upon earth, and as having systematically conspired to exterminate or destroy them. Among the European nations of which they possess a knowledge, they prefer the Spanish and the French; and notwithstanding they have ceased to receive the usual presents and necessary protection from the Spanish government of late years, they still preserve great respect and affection for the Spaniards. Those who live with the Territory of the Floridas manifest also great esteem and regard for the English.”

ENGLISH: (translated by Watkins, 1820)

https://babel.hathitrust.org/cgi/pt?id=loc.ark:/13960/t3fx7jw0w;view=1up;seq=3


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